Página de aula de lengua y literatura de Educación Secundaria

Los que no somos gigantes -la gran mayoría de los seres humanos- tenemos que ir supliendo nuestras carencias a base de esfuerzo y de ir ingeniándonoslas en muchos aspectos. De qué manera y en qué dirección, cada uno va supliendo sus propias carencias, eso dependerá ya del gusto y las particularidades de cada cual. Si investigaba en los ámbitos que me interesaban a mi ritmo y a mi gusto, asimilaba técnicas y conocimientos de un modo extremadamente eficaz (1)

Espero que esta carpetadelc te ayude a crear tu propio recorrido.

(1) Adaptado de De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki MURAKAMI

13.4.20

Enseñanza presencial / Enseñanza telemática



Nuestra civilización se ha construido sobre la distancia, pero su imaginario echa de menos la cercanía; la sociedad moderna incrementa la diferencia, al mismo tiempo que añora la similitud. Hay instituciones que nos alejan de los nuestros, como la escuela, la ciudad, el comercio y la globalización, pero también hay familia, amigos, afecto y entorno inmediato. [...] El confinamiento será una prueba de resistencia también para la familia y nuestro equilibrio psicológico. Acostumbrados como estábamos a pensar que lo que mata es la distancia, el interrogante que se nos plantea ahora es si seremos capaces de sobrevivir a tanta proximidad. ¿Cómo podremos lidiar con una cercanía cuya evasión es una de las grandes posibilidades que nos ofrece la sociedad contemporánea? [...] La convivencia continua entre cuatro paredes no necesariamente nos acerca más a los seres humanos. Desde China se nos informa que el confinamiento hizo que creciera la violencia doméstica. Para las mujeres amenazadas desaparece aquella posibilidad de una distancia que es su última protección. El lockdown perjudica más a unos niños que a otros y agudiza las desventajas de la desigualdad, en función del espacio, los libros y los ordenadores disponibles. Para aquellos niños y niñas en cuya casa hay penuria económica o violencia, la escuela es una salvación, allí donde reciben comida, estabilidad y protección. El encierro en casa les priva de esa seguridad.

Hablamos mucho de lo que aprenderemos tras esta crisis. Cuando todo el mundo dice que vamos a revalorizar la familia o el espacio de la intimidad, yo me atrevería a presagiar lo contrario: que vamos a volver a apreciar la distancia. No sabemos (y tal vez lo descubramos ahora) hasta qué punto una sociedad como la nuestra se enriquece del hecho de que no vivamos en círculos sociales estrechos. La escuela es la primera institución que permite que los contactos sociales no se reduzcan a la propia familia, la institución que nos distancia de nuestro espacio de redundancia y nos abre a experiencias de diversidad y contraste, el lugar donde se aprende a sobrellevar la indiferencia y gestionar los primeros conflictos. Pese a los elogios que recibe ahora la enseñanza telemática, tal vez empecemos a echar de menos la igualdad de la escuela presencial, con idéntico pupitre y la misma conexión a Internet, donde se mitiga la brecha digital. Una función similar ha supuesto para las mujeres el acceso al mercado laboral: les ha permitido emanciparse de la dedicación exclusiva a lo doméstico. Desde la escuela hasta el mercado, hay en la sociedad moderna un conjunto de instituciones que nos han dotado de una libertad que hubiera sido imposible en el círculo familiar o en la sociedad tribal que no era más que un conjunto de familias.

[...] Uno de los aprendizajes de la crisis habría de ser lo mucho que le debemos a esa sociedad diferenciada, que tan mala prensa tiene como lugar de estrés e indiferencia. Me atrevo a asegurar que todos, hasta los del veto parental (que piensan en la escuela como una mera prolongación de la familia), acabaremos echando de menos la escuela, la indiferencia de la vida humana y la frialdad de los mercados.


“Se está poniendo de manifiesto el valor de las instituciones de la distancia. Para muchos niños y niñas la escuela es el lugar donde hay una comida segura, los mismos pupitres, la misma conectividad a internet y gente diferente. La escuela presencial iguala más que la enseñanza online, donde se reproducen con más facilidad las desigualdades. Mi conclusión es que viva lo que no es la familia, vivan las instituciones y la sociedad del conflicto, viva la indiferencia social como un modo de oxigenarte y de vivir”.

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