Quedarnos
sin clases nos pilló a todos de sorpresa. Recuerdo estar repasando un examen
que tenía al día siguiente cuando el grupo de clase de WhatsApp empezó a ser
bombardeado con mensajes donde mis compañeros hablaban sobre lo que acababa de
salir en las noticias, iban a suspender las clases dos semanas.
Tanto
yo como mis compañeros nos quedamos a cuadros ¿Dos semanas sin ir a clase? Un
estrés generalizado hizo que no pudiese ya concentrarme muchas preguntas nos
rondaron por la cabeza ¿y la EVAU, la prueba de acceso a la universidad? ¿Y las
recuperaciones? ¿Los globales?
Segundo
de bachillerato es un año en el que se trabaja muy duro, pasamos horas y horas
trabajando, tanto en el colegio como en casa y en bibliotecas. El hecho de
estar en esta situación ha creado un inmenso agobio en nosotros, resulta casi
imposible imaginar que todos los alumnos de segundo de bachillerato vayan a
realizar la EVAU estudiando desde casa.
El
poder salir a evadirnos con nuestros amigos, hacer deporte o dar un paseo era
lo que verdaderamente nos ayudaba a dar un respiro y olvidarnos por unas horas
del estudio. Estamos encerrados con toda nuestra familia (lo que tampoco
facilita el ambiente de estudio ya que en mi caso mis padres están en llamadas
de trabajo y mi hermana pequeña quejándose).
Mi
padre tuvo la covid-19 y pasó dos semanas aislado en mi cuarto, tuve que buscar
otro sitio para estudiar lo que era casi imposible al ser tres hermanas y tener
además que ayudar a colaborar con las tareas de casa y cuidar de la más pequeña
(6 años) mientras mi madre trabajaba. Situaciones como la mía hay muchas y
peores, cada uno tiene distintos inconvenientes en casa que les dejan o no
llevar un modo de estudio efectivo.
En
cuanto a las clases online hay un problema. La técnica de enseñar a través de
una pantalla debería ser perfeccionada. No se acerca a lo que sería una clase
donde pudiésemos tener la cercanía del profesor y donde sería más fácil
adaptarse a las dificultades y el ritmo de los estudiantes.
Cada
día recibimos noticias distintas y contradictorias, estamos hechos un lío: no
sabemos bien ni qué estudiar ni qué va a pasar. Nada está claro, realizamos los
trabajos y tareas que nos mandan, pero sin saber bien con qué fin. Pienso que
no llegaremos a estar lo suficientemente preparados para realizar una prueba
como la EVAU.
Para
rematar nos quedaremos sin el viaje de fin de curso que llevábamos un año
planeando, pero, ¿qué le vamos a hacer? Sabemos que la situación es más grave
que un simple viaje y que hay cosas mucho más importantes que esto, tenemos la
madurez suficiente para entenderlo. Como todo en la vida es un aprendizaje y
tendremos que aprender a sacar lo mejor de cada situación.
Sofía Thys es una estudiante de Segundo de
Bachillerato de Madrid y tiene 17 años. Este relato pertenece a la serie La
Experiencia Personal, que El País Madrid publica a diario durante el
estado de alarma por coronavirus.
Esta y otras experiencias de la situación de
pandemia que vivimos puedes encontrarlas aquí.
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