Página de aula de lengua y literatura de Educación Secundaria

Los que no somos gigantes -la gran mayoría de los seres humanos- tenemos que ir supliendo nuestras carencias a base de esfuerzo y de ir ingeniándonoslas en muchos aspectos. De qué manera y en qué dirección, cada uno va supliendo sus propias carencias, eso dependerá ya del gusto y las particularidades de cada cual. Si investigaba en los ámbitos que me interesaban a mi ritmo y a mi gusto, asimilaba técnicas y conocimientos de un modo extremadamente eficaz (1)

Espero que esta carpetadelc te ayude a crear tu propio recorrido.

(1) Adaptado de De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki MURAKAMI

13.4.20

Carpe diem

El poeta romano Horacio, que nació en el 65 antes de Cristo y vivió 56 años, escribió un verso memorable que decía así: “Carpe diem, quam minimun credula postero”. Su traducción es esta: “Coge el día, confía lo mínimo en el futuro”. Este verso influyó de una manera abrumadora en la literatura posterior, desde Petrarca, Dante, Garcilaso, Cervantes, hasta Byron, Whitman, Hemingway o Kavafis.

El “carpe diem” se convirtió en un símbolo urgente del vitalismo. Pienso en Horacio porque ahora nos ha sido hurtado el presente y se nos convoca, desde nuestros encierros, a la espera de un futuro que se aleja dos semanas más en cada comparecencia de quienes nos gobiernan. El coronavirus está pulverizando a Horacio y a toda una tradición literaria que amaba la vida. Si el “carpe diem” triunfó en todo el mundo (El club de los poetas muertos) era porque recordaba que la vida es un acto presente.

El gran novelista J. G. Ballard le dio otra vuelta moral y dijo que el pasado no existe, con lo cual venía a decir que el futuro tampoco existe. Otra manera de darle la razón a Horacio. Hasta hace tres semanas, con la llegada del confinamiento domiciliario de millones de seres humanos, nadie en la historia de la civilización occidental ni desde la filosofía, ni desde el arte, ni desde la literatura, había osado desdecir a Horacio. Si algo hemos sido todos en esta vida es horacianos. Toda la poesía española es horaciana. Horacianos fueron Góngora, Cernuda, Gil de Biedma, y un largo etcétera, que llega hasta nuestros días, en poetas como González Iglesias o Aurora Luque. Si amas la vida, tienes que serlo. Solo el catolicismo, y ahora el confinamiento, retrasaban la urgencia de vivir la vida en su presente más real, sólido y necesario. Confinamiento y cristianismo se dan la mano en eso: nos prometen un futuro de liberación, que no llega.

¿Estoy exagerando? Claro que sí, y eso espero, pero lo hago para que la gente que está confinada no olvide que su renuncia al presente es renuncia a la grandeza de la vida y que lo que no está viviendo hoy se perderá para siempre. Las guerras fueron infinitamente peores que el confinamiento, pero eran horacianas. Las guerras aún intensificaban más el “carpe diem”. Si podías morir en cualquier momento, la entrega a las pasiones era ciega y absoluta. Qué raro enemigo le ha salido a Horacio con el coronavirus. Tendremos que convertir nuestros pisos en mansiones de orgías y vida inventada. Un mundo sin Horacio es un mundo muerto. El aplazamiento de la vida a un futuro mejor recuerda al totalitarismo. Hay que salvar a Horacio de esta horrible peste que niega el mayor don de los seres humanos: el gozo del tiempo presente.

(Manuel Vilas, “Horacio”, El País, 07/04/2020)

Los versos de Horacio (vía trianarts.com):

Carminum I, 11
No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mi, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números Babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.
Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.
Horacio

Texto en latín:
Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris numeros.
Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui
spem longam reseces.
Dum loquimur, fugerit inuida
aetas:
carpe diem, quam minimum credula postero.


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