Página de aula de lengua y literatura de Educación Secundaria

Los que no somos gigantes -la gran mayoría de los seres humanos- tenemos que ir supliendo nuestras carencias a base de esfuerzo y de ir ingeniándonoslas en muchos aspectos. De qué manera y en qué dirección, cada uno va supliendo sus propias carencias, eso dependerá ya del gusto y las particularidades de cada cual. Si investigaba en los ámbitos que me interesaban a mi ritmo y a mi gusto, asimilaba técnicas y conocimientos de un modo extremadamente eficaz (1)

Espero que esta carpetadelc te ayude a crear tu propio recorrido.

(1) Adaptado de De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki MURAKAMI

14.5.20

Oficina, teletrabajo y género

De la noche a la mañana, las plantillas que teletrabajan en España han pasado del 4% al 88%. Empezamos a normalizar que se puede trabajar en remoto, y a ver que, para muchas personas, el viaje a la oficina (lo que en inglés se llama commute) no volverá en mucho tiempo, o nunca. Porque puede que algunas empresas vuelvan a la presencialidad, pero otras no. Así que quizá podamos aprovechar para explorar nuevos modelos, por ejemplo, oficinas compartidas (coworking), descentralizadas, facilitadas por las empresas, pero en nuestro pueblo o barrio.

Si el teletrabajo se va a generalizar, habrá que dejar de tomarse a la ligera algunas cosas. Por un lado, la ciberseguridad. La cantidad de documentos confidenciales, datos personales de terceros e información corporativa que circula estos días por Whatsapp, Telegram o redes inseguras da para varias temporadas de Black Mirror. En EE UU ya hay empresas que exigen a sus empleados que durante la jornada laboral apaguen sus asistentes personales tipo Siri o Alexa, y que trabajen en habitaciones separadas o con redes encriptadas.

Por otro lado, los derechos laborales: ¿Quién provee los medios? ¿Cómo cuidamos la salud laboral en casa? ¿Cómo controlamos horas y rendimiento? Finalmente, la precariedad. En casa y con malas perspectivas económicas, muchos se verán abocados a ofrecer su tiempo en plataformas globales de micro-trabajo sin regular.

El teletrabajo puede ser maravilloso si eres un hombre joven sin cargas. Pero trabajar fuera de casa es una conquista social y un igualador. Con el confinamiento, millones de mujeres están descubriendo que el teletrabajo amplifica hasta el estruendo desigualdades sociales y de género.

(Gemma Galdón, Doctora en Políticas de Seguridad y Tecnología y directora de Eticas Consulting, “Nuevos modelos de oficinas”, El País, 03/05/2020)

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