Documento 1
[...] No, el Lazarillo no va de un niño que entra a servir a un
ciego y sigue su vida de amo en amo pasando hambre. Trata de un hombre adulto
que debe justificar un presente que a los otros les puede parecer humillante
pero a él no tanto: es un cornudo satisfecho. [...]─la
novela es una larga carta escrita sobre este asunto a un interlocutor que no
aparece más que como Vuestra merced─ [...] Este es el caso, el
asunto que impulsa la escritura en la ficción autobiográfica de Lázaro y no
otro. Lázaro adulto es un hombre que se ha casado para tapar las relaciones de
su mujer con el arcipreste de San Salvador y que con ello ha conseguido comer
caliente y dormir bajo techo. La técnica narrativa es impecable: el autor sabe
que si Lázaro comenzara su historia con su presente, cosecharía el desprecio y
la burla del lector pero no si nos pone delante un niño que sufre todo tipo de
penalidades y que aprende a sobrevivir y ganarse la vida. Desde la primera
lectura de la obra este niño ha conseguido ganarse a los lectores, muchos de
los cuales, al cerrar el tomo, recordarán el hambre del muchacho pero no la
condición de cornudo del adulto.
[...] El Lazarillo no es
una novela picaresca por la premisa inicial de que no es una novela
contrarreformista, porque no defiende las estructuras sociales ni las
ideologías dominantes de su tiempo, sino que pretende socavarlas. [...]La
primera novela picaresca es la que se escribe a partir del Lazarillo bien para
desactivarlo bien para llevarlo a la ideología dominante ya a finales del siglo
XVI: el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán [...] (Texto abreviado de Pedro Ojeda Escudero)
Documento 2
La profesora Rosa Navarro Durán ha
investigado, ha reunido datos y en esta grabación explica al alumnado de un
instituto, sus conclusiones y ─no menos importante─ cómo
lo ha hecho. Sus hallazgos sobre la autoría e intencionalidad de la obra
modifican lo escrito hasta ahora en los manuales de texto.
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