Página de aula de lengua y literatura de Educación Secundaria

Los que no somos gigantes -la gran mayoría de los seres humanos- tenemos que ir supliendo nuestras carencias a base de esfuerzo y de ir ingeniándonoslas en muchos aspectos. De qué manera y en qué dirección, cada uno va supliendo sus propias carencias, eso dependerá ya del gusto y las particularidades de cada cual. Si investigaba en los ámbitos que me interesaban a mi ritmo y a mi gusto, asimilaba técnicas y conocimientos de un modo extremadamente eficaz (1)

Espero que esta carpetadelc te ayude a crear tu propio recorrido.

(1) Adaptado de De qué hablo cuando hablo de correr de Haruki MURAKAMI

9.4.19

‘Pedro sujetó al sujeto’





Del discurso de Marcos Mundstock de Les Luthiers en el Congreso de la Lengua



(...)

Congreso de lingüistas y filólogos
Ahora pasaré a un interesante tema gramatical. En un reciente congreso de lingüistas y filólogos al que fui invitado, se presentó un trabajo sobre la estructura de algunas formas idiomáticas curiosas, como, por ejemplo, la oración ‘Pedro sujetó al sujeto’. En esta oración, ‘Pedro’ es el sujeto, y ‘sujetó al sujeto’, el predicado. ‘Pedro’ es al mismo tiempo el sujeto y el que sujeta, o sea, el sujetador. Pero, también, ‘Pedro’ es un sujeto sintáctico: ‘sin táctico’, o sea, le falta tacto, por eso anda sujetando a los demás. Si tuviera un poco de tacto, no andaría sujetando a ningún sujeto, sino que trataría de conversar con él. ‘Pedro’ es el sujeto de la oración, el que ejecuta el predicado, o sea, el predicador. El predicador reza sus oraciones, por lo tanto el sujeto de la oración no es ‘Pedro’, sino el predicador. Ya lo dijo el famoso predicador mediático Warren Sánchez: ‘nunca me he sentido mejor sujeto que después de haber predicado’.

Otra oración curiosa es ‘Pedro lleva una gorra sujeta en la nuca’. Lo que llama la atención no es que Pedro lleve una gorra sino que tenga su jeta, su propia jeta, en la nuca, como el dios Jano. Las conclusiones a las que llegaron los autores de este estudio es que estas oraciones pertenecen a un tipo muy raro y que ese tipo se llama ‘Pedro’.

(...)


(La Gaceta Salta, 30-03-2019)

8.4.19

Si vales, vales y vas a letras (II)



En este otro artículo “¿Las humanidades nos hacen mejores personas?” (Magi Camps, La Vanguardia Cultura, 18/02/2019) algunas personalidades de la cultura se pronuncian:

Responden a estas preguntas:

1. ¿Qué aportan las humanidades a un mundo eminentemente práctico? ¿Para qué sirven?
2. ¿El mundo funcionaría peor sin las humanidades?
3. ¿Nos hacen mejores personas?

MARINA GARCÉS
Filósofa. UOC

1. Las humanidades, para mí, no son un conjunto de disciplinas académicas “de letras”, sino una aproximación a la experiencia humana que lo que tiene en cuenta es el punto de vista de la dignidad y libertad. Por lo tanto, las humanidades son aquella mirada que no se reduce a evaluar resultados, sino que nos permite interrogarnos por el sentido y el valor de lo que hacemos. En un mundo donde la práctica se entiende como una aplicación inmediata de soluciones a corto plazo, la mirada humanística nos hace menos esclavos.

2. Me parece bastante evidente que el mundo funciona muy mal: la devastación de formas de vida, humanas y no humanas, crece exponencialmente. Ante este hecho, que casi estamos aceptando como un destino inevitable, las humanidades aparecen de nuevo como un elemento de resistencia y de contrapoder, como un compromiso existencial y político con una vida más

3. Por ellas mismas, las humanidades no hacen nada. Somos nosotros quienes nos podemos hacer mejores o peores según cómo nos relacionamos con los límites de lo que sabemos, de lo que somos y de lo que podemos. La relación entre el conocimiento y la virtud hace muchos siglos que está en cuestión. Las sociedades más cultas han cometido las peores atrocidades. Por lo tanto, la cuestión es: de todo aquello que sabemos, ¿qué estamos dispuestos a comprender? ¿Y hasta dónde dejaremos que nos afecte y nos transforme?


JORDI GALCERAN
Dramaturgo

1. La propia palabra incluye la respuesta. Es aquello que nos hace humanos, que nos define. Sirven para dar sentido a la vida.

2. Sin humanidades no hay humanos. En un mundo sin humanidades no seríamos conscientes ni de que hay mundo.

3. Sólo la cultura nos salva de la bestialidad. A más cultura, menos instinto, menos violencia. He visto que en Francia se está poniendo a prueba un cheque cultural para la gente joven, es una inversión inmejorable.

(...)

GUILLERMO ROJO
Lingüista informático. RAE

Como cuestión previa, debo confesar que hacer referencia a las humanidades me resulta un tanto inseguro. En el mundo del conocimiento científico, estas distinciones no sirven de mucho. La historia o la lingüística, por ejemplo, son disciplinas empíricas, y las diferencias que pueden presentar con las consideradas ciencias duras se explican por la naturaleza distinta de los objetos de los que se ocupan: los que resultan de la actividad de los seres humanos, de su vida social, tienen un carácter complejo, menos fácilmente sometido a reglas o leyes que los objetos naturales. De ahí las dificultades de la predicción en sociología, economía o lingüística. Otra cosa es, claro, si pensamos sólo en la creación artística y no en su estudio.

1. Es habitual decir que nada hay más práctico que una buena teoría. Creo que se puede aplicar también en este terreno. Sirven para comprendernos a nosotros mismos, a la comunidad a la que pertenecemos, a la historia que compartimos, para explorarnos en profundidad, aspectos todos ellos realmente prácticos.

2. El mundo simplemente no funcionaría. Al menos, no un mundo que mereciera la pena vivir. La presencia de las humanidades en los programas de estudio es fundamental para educar ciudadanos, ciudadanos críticos. Me remito al libro de Martha Nussbaum, Sin fines de lucro.

3. Debería, pero no estoy seguro (...).

Si vales, vales y vas a letras (I)



Cada vez más estudiantes sobresalientes eligen carreras de humanidades

Ese antiguo dicho que decía que “el que vale, vale, y si no, a letras” está siendo combatido por jóvenes alumnos de talento brillante que escogen carreras de “letras” (sociales o humanidades) como primera y única opción. Muchos de estos estudiantes de trayectorias sobresalientes en secundaria y bachillerato y que presentan una variedad de intereses distintos que no conocen la frontera de las letras, las ciencias o el arte son cuestionados si optan por carreras humanísticas. Estos mismos chicos explican sus experiencias de cómo algunos padres, profesores, amigos consideran que es un desperdicio que se estudie filosofía, literatura, antropología... y ya no hablemos de otras opciones como filología clásica o ciencias de la antigüedad. “Pudiendo hacer ingeniería o medicina...”.

En esta creencia juegan muchos factores. Desde el reconocimiento social superior en carreras técnicas y sanitarias hasta la inquietud de los adultos por que sus hijos estén bien situados el día de mañana, con trabajos seguros y bien remunerados.

No obstante, cada vez más estudiantes desafían la opción de la seguridad, la empleabilidad o el prestigio y hacen aquello que más les gusta.
(…)

(Carina Farreras, La Vanguardia, 23/08/2018)

(En el texto completo podrás ver algunos ejemplos).