Ha llegado
la hora de retirarse
Estoy
agradecido de todos
Tanto de
los amigos complacientes
Como de los
enemigos frenéticos
¡Inolvidables
personajes sagrados!
Miserable
de mí
Si no
hubiera logrado granjearme
La
antipatía casi general:
¡Salve
perros felices
Que
salieron a ladrarme al camino!
Me despido
de ustedes
Con la
mayor alegría del mundo.
Gracias, de
nuevo, gracias
Reconozco
que se me caen las lágrimas
Volveremos
a vernos
En el mar,
en la tierra donde sea.
Pórtense
bien, escriban
Sigan
haciendo pan
Continúen
tejiendo telarañas
Les deseo
toda clase de parabienes:
Entre los
cucuruchos
De esos
árboles que llamamos cipreses
Los espero
con dientes y muelas.
Nicanor Parra
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