Brindis
A Gustavo Cabrera y Juan Carlos
Mestre
Por
los que nunca durmieron en un campo de espigas
con la
mirada puesta en la tormenta,
Por
los que no se vieron nunca sorprendidos por la
urgencia
del rayo,
Por
los que temen que le búho y la comadreja
se
alimenten de sus corazones muertos,
Por
los que nunca oyeron la canción del alce
Por
los que confundieron el amor
con la
excursión de fin de curso,
Por
los que se besaron una tarde entre las lápidas
de los
cementerios,
Por
los que nunca urbanizaron los sueños,
Por
los que ya no temen la distancia, ni la sangre
ni los
sueños,
Por
los que cada noche, después de las cervezas
y el
amor, vacían las colillas de los ceniceros,
Por la
que puso nombre a mi desilusión,
Por
los que nunca renunciaron a la noche
ni al
frío de diciembre,
por
las nudistas alemanas que perfumaron el mar
Por
las musas que se ahogaron en el folio,
Por
las que huyeron con un solo zapato,
Por
los que mueren a diario en los espejos. Raúl Vacas
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